detrás de una lente

¿o acaso hay un lugar mejor?

Velocidad de sincronización de flash

A la hora de escoger una cámara uno de los parámetros menos considerados es la "velocidad de sincronización (o sincronismo, dicen algunos) de flash" o "flash sync speed". ¿De qué se trata esto? Es algo verdaderamente sencillo: es la máxima velocidad de obturación a la cual podemos hacer uso de un flash. Si una cámara dice, por ejemplo, en sus especificaciones que su velocidad de sincronismo es 1/250 seg. significa que sólo podremos usar el flash con velocidades de 1/250 o inferiores (1/200, 1/160, 1/125, etc).

Aquí surgen entonces tres ¿interesantes? preguntas:

1) ¿Qué sucede si excedo el límite de velocidad?
2) ¿Por qué debería interesarme la velocidad de sincronismo?
3) ¿Cuál es el factor limitante?

Vayamos entonces, como Jack el Destripador, por partes:

¿Qué sucede si excedo el límite de velocidad?

Serás multado, está más que claro. Perdón, perdón... Estoy cansado, compréndanme. Volviendo al tema, tenemos dos respuestas posibles:

a) La cámara no te lo permitirá y cambiará la velocidad por sí misma de nuevo hacia parámetros "seguros".
b) Tendrás una bonita pieza de arte abstracto, teniendo una imagen a la que le falta la luz del flash en una banda horizontal. La cosa luciría algo así:


La imagen presentada es sólo una simulación de lo que sucede al excederse en la velocidad de obturación usando flash, pero es una simulación muy creíble. Lo juro.

¿Por qué es importante la velocidad de sincronismo?

Es mucho más importante de lo que uno puede creer en primera instancia. La primera impresión que se tiene es la siguiente:

Si la velocidad de sincronismo de mi cámara es limitada entonces me mantengo siempre por debajo de esa velocidad cuando necesite usar flash y listo, problema resuelto.
Nada más alejado de la realidad (aunque lo mismo dije en otro artículo ya). La sync speed es importantísima en las siguientes circunstancias:

a) Necesidad de congelar el movimiento. Si uno verdaderamente quiere congelar en el tiempo a un sujeto que se mueve rápidamente va a precisar una velocidad alta (probablemente en el orden de 1/250 como mínimo o, mejor todavía, 1/500).
b) (La razón más importante de todas) Necesidad de balancear luz ambiente y flash. Supongamos por un instante que tenemos un sujeto sentado cómodamente bajo la sombra de un árbol, y detrás de él, un fondo extremadamente brillante iluminado por el sol del mediodía. Inmediatamente notaremos que la gran diferencia de exposición no nos permitirá jamás tener la luminosidad correcta en ambas partes de la escena. ¿Solución? Exponer correctamente el fondo e iluminar a nuestro sujeto principal utilizando el flash. Pero si la velocidad de sincronismo fuera demasiado baja nos veríamos obligados a dejar el obturador abierto por un largo rato, provocando sobreexposición del fondo (o bien obligándonos a cerrar varios pasos el diafragma, por lo cual la potencia del flash ya no sería suficiente). Con una velocidad alta podríamos resolver el inconveniente, ya que la luminosidad del flash no se ve afectada al alterar el tiempo de exposición. Un ejemplo concreto de esto:


1/640 a f/6.3 en ISO 125 fue suficiente para obtener un fondo correctamente expuesto y luego el flash hizo el resto de la magia. Interesante, ¿no? Si mi velocidad hubiera estado limitada, por ejemplo, a 1/125 habría tenido que cerrar el diafragma hasta f/14, con lo cual el flash no habría podido iluminar al sujeto correctamente (ni siquiera a potencia máxima).

¿Se entendió algo de todo lo que dije?

¿Cuál es el factor limitante?

Esta parte no posee aplicación práctica, a decir verdad, pero probablemente habrá algún curioso al que le interese. O no.

El asunto es el siguiente: prácticamente la totalidad de las cámaras réflex actuales posee un obturador compuesto por dos cortinillas. En el momento de disparar la primera cortina se corre, exponiendo la película o el sensor y cuando la exposición acaba la segunda cortina ocupa su lugar, dejando nuevamente el interior de nuestra cámara a oscuras. En este video en cámara lenta se puede ver muy claramente el mecanismo.

El problema es que las velocidades muy altas requieren que la segunda cortina comience a cerrarse antes de que la primera esté totalmente desplazada, por lo cual la luz pasa a través de una ranura que se va desplazando de arriba-abajo. Por lo tanto, si el flash se dispara en este momento sólo quedará iluminada una parte de la imagen, y el resto quedará a oscuras.

Conclusión: las cámaras con cortinillas más veloces (que suelen ser también las más costosas) son las que poseen mejores velocidades de sincronización. Los valores más habituales hoy en día fluctúan entre 1/200 y 1/500, aunque mi amada Nikon D1X utiliza para ciertas velocidades un obturador electrónico (en vez de mecánico, por lo que no posee estas limitaciones) y ¡logré que sincronizara incluso en 1/4000! Simplemente, asombroso...

Nikon D3s a ISOs muy altos

Acabo de ver en internet una serie de fotografías tomada con la nueva Nikon D3s a sensibilidades altísimas (entre 3.200 y 102.400)... Los resultados son totalmente increíbles. ¡Esta cámara tiene menos ruido a ISO 12.800 que mi Nikon D1X a ISO 800!

¿ISO 102.400? Suena tentador, debo admitirlo...

Vía: Photography Bay

Apertura y nitidez

Hoy se me ocurrió hacer una pequeña prueba con el fin de vincular apertura y nitidez. Como muchos de ustedes sabrán, las lentes no poseen su mejor rendimiento al estar con el diafragma totalmente abierto, sino cuando están unos pocos stops por debajo. El punto óptimo de prácticamente todas las lentes suele estar alrededor de f/8 o f/11, pero claro que esto varía, ya que cada una tiene sus peculiaridades.

Por lo tanto tomé mi Nikon D1X, con un Nikkor AF-s 18-55mm f/3.5-5.6G II ED y disparé algunas imágenes a diferentes aperturas. Todas fueron tomadas a 28mm con ISO 125 e iluminadas con un flash Yongnuo (variando su potencia).

A continuación les presento recortes de la parte inferior central al 100% de magnificación de esas imágenes. Pero antes de ver las imágenes, una nota interesante: en el primer cuadro (f/4) se reunieron todas las condiciones para una baja nitidez (diafragma totalmente abierto, lente extremadamente barata, recorte tomado del borde de la imagen y no del centro, etc) por lo que uno esperaría un desastre absoluto. Veamos...

Photobucket

Si bien la imagen tomada a f/4 no tiene toda la nitidez que uno podría exigir, ¡realmente es más que aceptable! Repito: lente de poco más de 100 dólares, con el diafragma totalmente abierto, viendo un recorte del borde...

En cuanto a la comparativa, yo me quedaría con la imagen tomada a f/11. Las tomadas a aperturas mayores presentan ciertos problemas ópticos, mientras que las capturadas a aperturas menores se ven limitadas por el fenómeno óptico conocido como difracción.

Conclusiones del experimento

1) Incluso las lentes más económicas tienen una nitidez envidiable.
2) Las aperturas muy pequeñas maximizan la profundidad de campo y reducen las aberraciones ópticas, pero limitan la nitidez por difracción.
3) Si la luz alcanza y no se está buscando reducir la profundidad de campo es buena idea cerrar un par de pasos el diafragma para poder maximizar la nitidez.

PD: Sí, las fotos de prueba las tomé apuntando mi cámara a una caja de gelatina en polvo...

El vínculo fotógrafo-cámara

Desde hace varios meses que tengo en la mente la idea de escribir este artículo. Hoy, por fin, me animo a tipear algunas líneas, sin tener la menor idea de cuál puede ser el resultado. Pero, antes que nada, un pequeño descargo de responsabilidades:

Yo, autor de "detrás de una lente", comprendo perfectamente que una cámara fotográfica es un objeto inanimado, que es sólo una máquina y que no posee sentimiento alguno.

Me pareció prudente comenzar por ahí, de forma tal de no ser tratado como un enfermo mental por mi (reducida) audiencia.

Simplemente lo que busco es expresar y compartir con los lectores (para ver si a ustedes les sucede también) el vínculo que me une a mis cámaras. De alguna forma uno se encariña con la herramienta fotográfica y establece una suerte de relación unidireccional (¿oxímoron?), en la cual uno se siente aferrado al objeto y casi se siente orgulloso de él, compartiendo los logros que uno alcanza usándolo.

Sí señores, confieso que siento admiración y hasta algo de cariño por ese conjunto de vidrio, engranajes y circuitos. Confieso que me he puesto a pensar en lo poderosa que es mi D1X, lo versátil que es mi Canonet QL-19 y lo fácil de usar que es mi FE2. Confieso que me encanta la lente de la Canonet, el visor de la FE2 y la empuñadura de la D1X. Confieso que me siento orgulloso de ellas cuando juntos capturamos una imagen que me satisface.

Pero de cualquier manera, el vínculo con la imagen resultante siempre es más fuerte que el vínculo con la herramienta...

¿Estoy loco?

Hacer mucho con poco

Hace pocos días dispuse de tiempo libre y me dediqué a hacer algunas fotos en el barrio de Colegiales. Caminando me encontré con una casa que me gustó por lo que decidí fotografiarla haciendo un pequeño experimento. ¿En qué consistió? En lograr una foto súper angular y con abundante resolución. Entonces tomé mi D1X (con un Nikkor 18-55 montado) y disparé un total de 18 fotos (conservando siempre los mismos parámetros de exposición en cada una de ellas) que luego fueron combinadas en Photoshop. El resultado fue una imagen tremendamente angular (tiene tanto ángulo de visión que se ven las dos calles que convergen perpendicularmente en la esquina) con una resolución de 27 megapíxeles.

Advertencia: al hacer click en la imagen se abrirá a resolución completa. El archivo es bastante pesado así que va a tardar un rato en descargarse y abrirse.

Llevar a cabo este experimento implicó un gran esfuerzo, teniendo en cuenta que tuve que tomar varias fotos para componer una única imagen, las cuales posteriormente "revelé" en Lightroom, combiné en Photoshop, reajusté a mano...
Pero luego me puse a pensar en el equipamiento que hubiera precisado para hacer algo así sin recurrir a esta técnica. ¿La respuesta? Una Nikon D3X y un Nikkor 14-24mm que suman (en Argentina) algo así como 10.000 dólares. Creo que prefiero el esfuerzo...

¿Un dato de color interesante? Todas las fotos fueron tomadas con el Nikkor 18-55mm que es el lente marca Nikon más barato que se vende nuevo en la actualidad.

Blanco y negro digital

Es innegable que las imágenes en blanco y negro poseen cierta magia especial. De alguna forma la ausencia de color acaba enriqueciendo la fotografía y le cambia el significado. Además encuentro muy interesante el hecho de que, incluso en la actualidad (tras un siglo y medio de tecnología fotográfica que pasó delante de nuestros ojos), sigue teniendo un papel protagónico, ya no por ser una limitación técnica sino por ser un recurso expresivo.

En la era de la fotografía analógica (que aún continúa, no nos engañemos) las opciones a la hora de hacer blanco y negro eran pocas: básicamente uno debía limitarse a elegir un tipo de película determinado y ese era el resultado que obtenía, ¿cierto? Nada más lejos de la realidad. El resultado podía ser ajustado por el fotógrafo a través de la elección de la película, el modo en el que esta era procesada (variando el ISO, por ejemplo) y, por sobre todas las cosas, con el uso de filtros de colores.

Quizás estén pensando algo como "¿Filtros de colores? ¿En la fotografía blanco y negro? Este hombre tiene un serio problema de alcoholismo". Pero, más allá de mi amor por el vino tinto, imaginemos por un momento cómo veríamos el mundo a través de diversos vidrios de colores. Supongamos que nos encontramos ante un majestuoso paisaje compuesto por una verde pradera y un cielo completamente azul. Como pueden ver no sólo soy un fracaso en la fotografía, sino también en la literatura. Volviendo al paisaje, si lo viéramos sin ningún tipo de "filtro" observaríamos que el cielo y la pradera tienen una luminosidad semejante. Si lo viéramos a través de un vidrio azul apreciaríamos el cielo del mismo color, pero la verde pradera se tornaría prácticamente negra... Interesante, ¿no? Si tomáramos un filtro verde veríamos al cielo de color negro. Y si tomáramos un filtro rojo ¡no veríamos nada! ¡Y ni hablar de un filtro negro!

Entonces al aplicar estos filtros que dejan pasar a ciertos colores selectivamente podemos regular su participación en la composición de nuestra imagen blanco y negro. ¿Quieres el cielo más oscuro? ¡Usa un filtro rojo! ¿Quieres oscurecer un poco los tonos de piel? ¡Usa un filtro verde! Y así sucesivamente... No nos entusiasmemos tanto.

Ahora sí, tras esta "breve" introducción, procedo a hablar del tema del día: "blanco y negro digital". Efectivamente a través de las herramientas digitales podemos emular la acción de esos filtros con un grado de precisión altísimo, e incluso podemos realizar todas las pruebas que se nos antojen sin costo alguno. El primer paso para poder hacer esto es tomar la imagen en color... Nada de usar el modo "blanco y negro" que incorpora la cámara. De esa forma podremos ajustar nosotros el protagonismo de los colores a voluntad.

Como muchos de ustedes ya saben las imágenes digitales se componen (en el modo de color más habitual) de tres canales de color: rojo, verde y azul. La combinación de estos tres canales nos proporciona todas las tonalidades imaginables desde el negro puro hasta el blanco puro, otorgándonos (en las imágenes de 8 bits por canal) un total de 16.777.216 colores. Tomemos, por ejemplo, la siguiente imagen:

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Si la examinamos un poco notaremos que predominan los tonos anaranjados, por lo que podemos esperar que el canal azul sea "más débil" que el rojo y el verde. Pero, por ejemplo, si observamos las hojas verdes que hay en el atuendo las veremos "brillar" en el canal verde. Aquí, los tres canales (rojo, verde y azul, en ese orden) separados:

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Mediante la combinación de esas tres imágenes podríamos obtener prácticamente infinitas combinaciones para formar nuestra imagen blanco y negro. Esto se realiza, por ejemplo en Photoshop, desde el mezclador de canales (channel mixer) que se halla en el menú "Imagen". Sólo debemos tildar la opción "monocromo" y empezar a jugar con los deslizadores para obtener lo que deseemos.

Un caso práctico de diferentes conversiones a blanco y negro de la siguiente imagen color:

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Si tomáramos sólo información de los canales verde y azul, dejando de lado al rojo, perderíamos el bello resplandor cálido que tienen los edificios iluminados por el sol del atardecer:

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Pero si tomáramos los canales rojo y verde (que a su vez forman entre sí el naranja y el amarillo) lo veríamos multiplicado notablemente:

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Y finalmente, podríamos asignarle "peso negativo" al canal azul, de forma tal de que el cielo se vea notablemente oscurecido en la parte superior de la fotografía:

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Como ven, las posibilidades son muchas y todo es cuestión de sentarse a jugar un poco, dejando que nuestra creatividad corra libremente. Un ejemplo final para cerrar y me voy, ¡lo juro! Esta es una imagen convertida a blanco y negro utilizando un valor bastante negativo en el canal azul, y dándole una gran relevancia al verde:

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